14 jun 2010

Recién llegado del pueblito

¿Perdido?
Afloje, viejo, que se le acalambra la mirada.
Tome asiento. Deje el bolso por ahí.
Acá tiene, un cafecito.
¿Sabe una cosa? Veo pasar muchos como usted.
Son como bichos buscando la luz.
Caen tan sólo con un repasador sucio.
De zumbido fuerte. Como para joder cualquier siesta.
Tranquilo bichito. Que nadie le está diciendo nada.
¿Le pegaron mucho que se defiende?
¿Vino solo?
Deje. Perdón. Ya sé. Usted es solo. Es bichito.
Se le enfría el café.
Ahora escuche despierto, amigo.
Nunca escupa para arriba.
Vea bien. Que hablamos del cielo.
Luminoso, gris, oscuro, amplio.
No lo desprecie, amigo.
Respetelo. Hay gente conocida. Hay almas.
Fue sin querer. No quería hablar de algo que a usted le falta.
Oiga amigo. Valore.
No crea que enterrar es olvidar.
Es guarango, bichito.
Tampoco escupa para abajo.
Vea lúcido. Esa es la tierra.
La que lo sostiene.
La que lo cubre.
La que lo soporta mientras se convierte en alma.
Perdón.
No escupa amigo.
Vaya con cuidado.
Después no hay mucho para contar.
Mire que si se porta mal, Fontanarrosa, Tato, Olmedo, Luca, Pappo y algún familiar le van a meter una patada en el orto. Arriba ya no se bancan bichitos. Chiquititos. De palabritas. De boludecitas.
Cuidado amigo. Que lo próximo es el piso.
Y cuando mire las flores desde abajo se encontrará con la memoria de la tierra.
Amigo vea bien.
Son gusanos.
Bichitos.
Bichitos bravos.
Que no andan siempre con hambre.
Pero son de gusto claro.
Se morfan a los que escupen.
Porque no valen la pena.
Oiga amigo.
Tiene un bichito en el hombro.
Acá le arrimo el repasador. Cuidado amigo que por ahí es usted.

2 comentarios:

Beto, Poeta Maldito dijo...
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Beto, Poeta Maldito dijo...

uy, cómo estás. oscuro.